PATIRROJAS

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viernes, 21 de octubre de 2011

Dejo aquí unos vídeos de algunas de nuestras aves y su canto.

Reclamo de perdiz en el campo.

Reclamo de codorniz macho en epoca de apareamiento.

Parada de zorzales con reclamos reales.

Para mi amigo Santi.
Un saludo, y recordad votar la encuesta sobre esta temporada.

martes, 18 de octubre de 2011

Consideración sobre la caza actual.

     La caza ha sido tradicionalmente una actividad de carácter rural, realizada a) por los terratenientes, tanto cuando vivían permanentemente en sus predios como cuando se instalan en la ciudad y visitan por temporadas sus fincas, y b) por los campesinos y agricultores como defensa de sus cosechas y para proveerse de proteínas animales con que complementar su dieta.
     De una actividad ‘penosa’, o que al menos suponía un cierto esfuerzo, ha pasado a ser un divertimento, una actividad de ocio ‘deportivo’, que acerca al hombre moderno, predominantemente urbano, cuyos conocimientos y actividad principal están alejados de la naturaleza, a una actividad que precisa conocerla, interpretarla y conocer las claves del medio rural, sea agrario, selvícola, o cuasi natural.
     Se ejerce, en general y de modo prioritario, sobre animales que se comportan como especies-plaga, es decir, sobre aquellas especies cuyas poblaciones medran a costa de la actividad agraria, sea porque se alimentan de las cosechas, sea porque se ven favorecidas por el hábitat agrario. Por eso muchas especies cinegéticas pueden considerarse ‘especies clave’ en el ecosistema, esto es, especies que trasiegan a su través una gran parte de la energía fijada mediante la fotosíntesis por los vegetales, sean plantas silvestres o domesticadas, hacia especies que predan sobre ellos, y que por, ser más escasas o vistosas, son consideradas especies protegidas (lince, águilas, pequeños predadores, etc.) y son objeto de interés conservacionista y de planes de conservación y/o de recuperación.
     La caza hoy se explota comercialmente, mediante el arrendamiento del derecho de caza al titular del mismo, sea propietario o no del terreno, en un mercado de intermediarios y ‘cazadores’ dispuestos a pagar por esos derechos, pero con un bajo o nulo conocimiento del sistema agrosocial en el que cazan, y con poca o ninguna implicación en su problemática, con mentalidad de comerciantes o de consumidores, y tendencia a la sobreexplotación de los sistemas naturales que la generan. La caza comercializada hoy considera a la fauna cinegética como ‘producción agropecuaria’, sometida a selección para ‘mejorar’ los trofeos o las densidades, y no duda en realizar esta producción ‘ex situ’ y valerse de siembras o repoblaciones para ‘garantizar’ la satisfacción del cazador. Junto a este tipo de caza convive una caza que prefiere la calidad del lance, la ‘autenticidad’ del ejercicio venatorio, el esfuerzo sobre piezas más o menos escasas, para el que ‘cazar’ es ‘estar cazando’, independientemente de que se abatan más o menos piezas, y una caza local que tiene un alto valor social convivencial.
     La caza es una actividad muy diversa, con muchas modalidades, cada una con sus características y liturgias, y dentro de cada modalidad se pueden tipificar muchas formas distintas de ejercitarla. Por esta razón no se puede hacer un pronunciamiento global o tajante sobre su contribución al desarrollo sostenible. Hace ya tiempo que los planificadores saben que, para realizar una correcta gestión de los recursos naturales, deben evaluarse no sólo los usos, sino también las prácticas concretas con que se realizan éstos.


Texto extraído de http://www.ruralnaturaleza.com

jueves, 6 de octubre de 2011

¿Quienes somos los cazadores?

     Somos individuos a quiénes Dios nos reavivó genes ancestrales que nos inducen a practicar un viril deporte que en el pasado fue una necesidad para sobrevivir. Los individuos que tengan latente el impulso de cazar, además de conservar sin mutación el gen que determina este impulso, conservan otras herencias de los grandes antiguos, de los valientes, de los principales de los pueblos del pasado remoto, de los que se arriesgaban para dar el sustento a su gente. Por eso, la generalidad de los cazadores son triunfadores, hombres de carácter y de nobleza, fuertes espiritualmente, que saben, además, comulgar con la naturaleza y su Creador.
     Solo un verdadero cazador es capaz de "disfrutar" las incomodidades a que la mayoría de ellos se somete. Dejar el aire acondicionado, la mullida cama, las atenciones caseras y someterse al frío y la lluvia, dormir en el catre de campaña y a veces en el vil suelo, cocinar en ocasiones agachado sobre una rica lumbre de leña de mezquite, levantarse de madrugada e irse con solo un café entre pecho y espalda al espiadero y si el día esta bueno (nublado) continuar ahí hasta que salga un "cacaixtlón".Es lamentable que en estos tiempos, pequeños grupos de personas en busca de notoriedad, escudándose en la bandera de los auténticos ecologistas, intenten desprestigiar al verdadero cazador y aprovechando los desmanes de dos que tres depredadores, quieran encasillar entre éstos al cazador deportista que se apega a las leyes y reglamentos que estudiosos de todo el mundo han ayudado a legislar para regular esta vigorosa práctica deportiva.Los cazadores sabemos quiénes somos y qué buscamos. No importa que se levanten por ahí voces en contra nuestra de personas que ignoran qué es la cacería, por qué y para qué sirve. A esas personas las invitamos a conocer esta actividad deportiva que está regida por leyes y reglamentos elaborados por verdaderos ecologistas del mundo, sustentados en razones científicas y que los auténticos cazadores respetan y obedecen..